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Construcciones y Reformas Peselo

La España olvidada y vaciada sale este fin de semana a las calles de Madrid bajo un único lema, unida, para reivindicarse: “La España vaciada existe”.

Lo hace forzada ante el olvido institucional y político de una España que lleva mucho tiempo a dos velocidades en distintos aspectos. Las dos velocidades de la España urbana pujante, con ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Málaga o Bilbao frente a una España rural y provincial, despojada de población y recursos, en una permanente enfermedad y olvido.

Pero también las dos velocidades de la España centralizadora, con Madrid a la cabeza, como centrifugador de recursos y riqueza, y la España del nacionalismo periférico, siempre desagraviada y demandando recursos frente a la España de las provincias que callan y padecen en esa “pelea” devastadora que es la única que parece ocupar a todos los gobiernos.

Lo que hay en medio de esa tensión es campo. Un “campo” que se pasa a toda velocidad en un AVE que no tiene tiempo a detenerse.

Porque la vida va muy rápido como para ir camino Soria, Talavera, Cuenca, Teruel o Cáceres. Parece que el reloj se paró allí hace mucho tiempo. El país se ha olvidado de ellos. Levantaron primero la mano, con poco éxito. La iniciativa “Teruel existe” tiene ya más de 18 años a sus espaldas.

La España rural ya se vació hace tiempo a través del éxodo rural, un fenómeno que comenzó tras la revolución industrial, pero que se dio con mayor fuerza especialmente en la segunda mitad del siglo XX.

El éxodo rural implicaba el abandono de los pueblos en busca de oportunidades en las ciudades. Ese abandono solía suponer también el cambio de trabajo, desde actividades muy centradas en el sector primario (agricultura y ganadería), hacia actividades del sector secundario (industria) o terciario (servicios).

Los pueblos se fueron vaciando progresivamente, con una emigración hacia las ciudades de la provincia o hacia otras ciudades. Esto ocurrió con especial intensidad en las zonas más rurales, que no fueron capaces de retener población. Tampoco esos pueblos han podido volver a poblarse a través de nuevas actividades productivas.

El ocaso de las ciudades de mediano tamaño

Al drama de la despoblación rural, se suma en la actualidad el hecho de que en la mayor parte de las ciudades de tamaño mediano (las que no cuentan con una industria suficiente para retener población) se produzca también un éxodo hacia la gran ciudad.

Así, nos encontramos en España con una categoría de ciudades de mediano tamaño que se vacían poco a poco. Algo así como una segunda despoblación o éxodo. Mientras Madrid crece y atrae talento y población que encarecen la vida en la capital, otras ciudades de tamaño mediano se vacían.

En lo que sin duda es un cambio global, las grandes urbes tienen a concentrar cada vez más población, mientras que las ciudades de tamaño mediano tienden a menguar. Nos encontramos ante un mundo de “megaurbes” de escala global, conectadas entre sí a través de conexiones de avión o ferroviarias de alta velocidad, en las que lo que queda en medio importa cada vez menos.

Las grandes megalópolis atraen talento y población. Tal y como analizábamos en el blog, las grandes ciudades son cada vez más productivas ante la concentración de talento. Simultáneamente, las ciudades pequeñas se van vaciando ante la falta de demanda de perfiles especializados que emigran a esas grandes ciudades, donde en cambio sí son valorados y demandados.

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